"¿Cómo se descubre la propia vocación?
Búscate un lugar tranquilo y cómodo, donde nadie te moleste o
interrumpa. Puedes acompañarte de una música. Déjate soñar despierto: si
tuvieras todas las posibilidades a tu alcance, sin ningún límite, ¿cuál
sería tu sueño para dentro de unos años?. Deja que te vaya llegando ese
sueño de forma tranquila, que vaya tomando forma.
Observa los detalles de tu sueño:
¿dónde estás?
¿qué haces?, ¿a qué te dedicas?
¿con quién estás?
¿qué sensaciones físicas experimentas cuando estás viviendo lo que vives?
¿cómo te sientes?
¿qué es lo que más disfrutas?, ¿hay alguna cosa que no disfrutas?
¿dónde estás?
¿qué haces?, ¿a qué te dedicas?
¿con quién estás?
¿qué sensaciones físicas experimentas cuando estás viviendo lo que vives?
¿cómo te sientes?
¿qué es lo que más disfrutas?, ¿hay alguna cosa que no disfrutas?
Una vez realizado el ejercicio trata de vislumbrar qué aspectos de tu persona vivías en tu sueño. Por ejemplo:
Viviría mi libertad, o mi capacidad de dar ternura o mi capacidad de
ayudar a las personas, o mi capacidad de cuidar y acompañar, o mi
capacidad de ayudar a comprender o de enseñar o mi capacidad creativa, o
mi capacidad de expresión o mi capacidad de organización y de
planificación, o mi capacidad de amar…
Estos son anhelos de tu corazón, aspectos de tu ser
que o bien ya están desarrollados en ti o bien están como potencialidad y
a punto de ser desplegados si encuentran las condiciones apropiadas.
Descubrir la propia vocación es ponerse en camino para buscar
el lugar (ocupación, personas, espacios…) donde poder dar cauce y vivir
esos anhelos de tu corazón. Cuando encuentres ese lugar
notarás que se produce una resonancia interior y podrás decir entonces,
“he llegado a mi hogar”.
FUENTE: aquí
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